Sra Forners. - Relatos Eróticos

Sra Forners.

... interior. Enloquecí y mis dedos por encima de la ropa constataron que no tenía sostén. Los besos de lengua se enardecieron más y rodamos en la cama de un bungalow de su propiedad. Tenía en bolas a una jefa, 62 años bien llevados, de senos flácidos, y nalgas caídas; pero tan hermosamente provocadora que no demoré en lamerla TODA y penetrarla....la primer leche se la tire en la boca y con mi semen colgando de sus labios me reprochó que hiciera eso que ella jamás había permitido. La di vuelta y sus nalgas se esparcieron para recibir mi lengua en su ´rosado y dilatado ano, la segunda penetración fue en su cola, ella gimoteó de principio a fin y en unos minutos tomamos un ritmo maravilloso que la llevó a masturbarse mientras le hacía la cola. No fue mucho lo que demoré; realmente estaba caliente con esa mujer, nos quedamos a dormir y a la madrugada me despertó con golpes en el pecho al grito de "Para basta por favor, soy muy vieja para tanto". Realmente dormido la había empezado a penetrar y aclarado el asunto la apreté en mis brazos y nos dormimos así. Al otro día me peinaba en el baño pronto para volvernos y ella desde atrás me bajó el cierre tomando mi miembro.."es cierto que te pajeabas conmigo?". "Si..." Me empezó a pajear, a pasarme la lengua por cuello y oreja, sentí mi perfume infame degenerado, una mujer delicada te ...

... pide que la cojas. Eyaculé sobre el espejo y ella lo limpió con su lengua. Pasaron días sin contactos ni siquiera visual hasta que llegó la noche de una fiesta a la cual iríamos a cuidar los coches. Husmeando desde afuera, la ví, toda de negro, maquillada con unos labios rojo pasional, pollera ajustada con cortes detrás, falda corta medias negras y un montón de viejos revoloteándola. Casi al final salió y se generó un momento fugaz a solas, pude decirle lo hermosa que estaba y que había sido la mas bella y procurada de la noche. A hurtadillas termine en su dormitorio, siendo mansión obvio era fácil, la rrojé a la cama, le quité las medias y empecé a lamerle los pies metiendo mi lengua entre sus dedos   y viéndola como se retorcía mientras mi lengua subia por sus muslos para depositarse en sus labios vaginales, hinchados y jugosos. "Papito" musitaba, "¿Te acabo en la boca?". "Haceme pichí si querés" Y la monté con andar frenético que hacía saltar nuestros sudores empapados en transpiración viendo sus carnes blancas enrojecidas por mis dedos. Acabé a raudales y mi boca se posó en la suya jadeantes, con el maquillaje corrido igual me parecía hermosa. Me compañó a salir con seguridad de no ser vistos. Y antes del besito final me dijo, "querido, me hiciste el amor; y yo solo quiero que me cojan". Entendí que la había perdido.