1. Mi primo precioso


    Fecha: 14/09/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Toshka, Fuente: CuentoRelatos

    Las primeras relaciones sexuales que recibí fueron muy dolorosas con mi amigo Nino y por esa razón dejé de tener interés en el sexo con hombres a pesar de que me atraían algunos. Aun así, encontraba la manera de disfrutar de mi otra sexualidad metiéndome cosas analmente, lo mejor es que descubrí la vaselina y que me encontré unos bolos de boliche infantil que me metía por su parte de arriba.
    
    Me alejé de Nino y así pasaron 3 intrascendentes años, pero regresó a la ciudad la familia de mi primo Alfredo -mi Fredy precioso- después de vivir unos 8 años en un pueblo lejano. Todo ese tiempo que no lo vi se transformó en un diez y ocho añero muy varonil de ojos divinos y labios muy suculentos, aún seguía delgado pero se veía correoso de músculos; de inmediato me enamoré de él.
    
    No pasó mucho tiempo para que se me presentara la oportunidad de ofrecerle mi cuerpo. Su papá y el mío nos invitaron a un rancho un fin de semana y también estaba invitado su hermano Javier, pero no quiso ir por tener él un partido de futbol. La madrugada de un sábado nos llevaron al rancho y nos regresaríamos el domingo. Esa noche nos acomodaron en un cuarto de cachivaches donde apenas cupo el catre (un plegable de madera con cama de lona) en el que dormiríamos juntos. El cuarto era totalmente oscuro y nos acostamos a tientas. Tan pronto nos acostamos hice como que me dormí y me acosté de lado de tal forma que mis nalgas rosaban su cadera y no sé si lo hizo con intención, pero Fredy se acomodó igual, ...
    ... quedando su verga exactamente tocando mis nalgas. Me dije, aquí es, y moví mis caderas hacia él ejerciendo presión. Lo que vino después me hizo sonreír de felicidad, me abrazó y se movió ondulando su cuerpo para pasar su paquete duro por mi trasero de arriba a abajo, exhalando yo un gemidito placentero.
    
    -¿Te gusta la verga?- me dijo mientras me empujaba y me volteaba boca abajo y él se subía sobre de mí.
    
    -Me gustas tú, Fredy. Eres precioso- Hablábamos bajo porque en otro cuarto cercano dormían los mayordomos del rancho.
    
    -Quítate la ropa-
    
    -Sí, Fredy- mi voz se afeminó y mientras él se levantó y se desvistió al lado del catre, yo acostado me despojé de mi ropa quedando con mis nalgas levantadas. Fredy se subió al catre y tentando mi cuerpo, lo cual me erizaba la piel, se acomodó y buscó mi culo con su pene en mano.
    
    -No encuentro tu culo, tú ponte mi verga- me pidió.
    
    Busqué y encontré su bichola y al tocarla se me escapó un suspiro y un gemidito. Su glande estaba más duro que una piedra y su tronco era largo, puse su verga entre mis nalgas mientras con mi otra mano separaba una de mis nalgas hasta que la coloqué justo en mi orificio.
    
    -Aquí- le dije puta y sensualmente.
    
    Se acostó sobre mí y mi felicidad se multiplicó, pues al ir penetrando mi culo también me abrazó y sentí su pecho en mi espalda y su respiración caliente en mi cuello. Una dicha inexplicable que me provocó estremecimientos y gemidos contenidos, mi macho lo notó.
    
    -¿Qué tienes?- me dijo como ...
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