1. Mi ahijada Andrea. 2


    Fecha: 10/09/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... sedoso, para seguidamente acariciar, sin llegar a meter los dedos dentro de su hendidura, su sexo. Sin yo pedírselo, Andrea separó las piernas y cuando pasé mi mano por sus labios, recorriéndolos desde el perineo hasta el pubis, Andrea se estremeció a la par que me miraba en una muda súplica para que calmara el ardor que la consumía. Era la sensualidad personificada y se moría por ser penetrada como una gatita en celo. ¿Tienes muchas ganas?, le pregunté mientras besaba sus deliciosos pezones. Siiiiiii, quiero que me lo hagas. Su respuesta acrecentó mi excitación, aunque no quería precipitar las cosas. Me tomaba mi tiempo para prolongar el disfrute y el morbo que me producía ver a Andrea, una preciosa chica adolescente desnuda, totalmente entregada y dispuesta a complacerme en cualquier cosa que le pidiera. Sentía un hormigueo indescriptible en todo el cuerpo pensando que podía hacer lo que quisiera con Andrea, y que ella se me ofrecía gustosa para gozar del sexo sin límites. Tomé sus piernas y las flexioné hasta que quedaron en posición ginecológica con lo que su coñito se mostraba en toda su plenitud, a la par que su ano se dejó ver con la lanza del rotulador clavada profundamente en él. Me quedé extasiado mirándolo. Los labios mayores eran como dos rodetes carnosos ligeramente más sonrosados que el resto de la piel, separados por una hendidura que en esa posición no dejaba ver el interior. He visto otros coños así, pero en fotos o vídeos. Era como el sexo de una niña ...
    ... pequeña en la que no salen los labios menores por la hendidura, todo está cerrado como en un estuche. Con ambas manos separé los labios y apareció ante mí el coñito más bonito que he visto jamás. Era de un tono sonrosado precioso y los labios menores, pequeños y delgados, se unían en la parte superior formando la pequeña cresta del capuchón que guarda el clítoris. Con ambas manos estiré el vello púbico hacia arriba para dejar totalmente al descubierto su clítoris. Acerqué mi nariz y aspiré el aroma que emanaba. Era un olor intenso pero no desagradable, más bien al contrario, era un olor embriagador que invitaba a empaparse de él. Lo tenía todo impregnado del fluido que había segregado antes y se veía brillante y apetitoso. Forcé la separación de los labios por su parte inferior y vi como se abrió un pequeño agujero en la entrada de su vagina de un diámetro no mayor de un centímetro, que se cerraba si dejaba de separarle los labios. Estaba claro que era virgen. No pude aguantar más, posé mi boca sobre su sexo y empecé a besar y lamer sus labios cálidos y suaves como el terciopelo. Con mi lengua recogí la cremita de un tono nacarado que lo cubría y acto seguido empecé a deslizarla hacia arriba recogiendo los juguitos que para mí eran todo un manjar. Llegué hasta el capuchón que guardaba el clítoris y me entretuve en chupetearlo, succionarlo y mordisquearlo con mis labios a la vez que lo impregnaba de los juguitos que llenaban mi boca. Seguí así un ratito pasando mi lengua por toda su ...
«1234...7»