1. El zoco (Peli)


    Fecha: 10/09/2018, Categorías: Fetichismo Primera Vez Tabú Autor: gantz265, Fuente: xHamster

    ... por un montón de hombres, pero hasta que no me acerque lo suficiente no repare en que solo unos pocos eran vendedores, el resto de los jóvenes se dedicaban a meterle mano por todo su cuerpo de una forma realmente descarada.Me quede estupefacta viendo como después de separarle adecuadamente las piernas le habían subido la falda entre dos de ellos, con discreción, hasta el mismísimo borde de las bragas, para que un tercero pudiera meter las dos manazas dentro de estas. Al mismo tiempo había tres o cuatro jovencitos que se peleaban entre sí para meter las manos por el escote posterior y poder apoderarse así de sus pechos desnudos sin problemas. La cara de mi sufrida madre, a pesar de estar tan roja como un tomate maduro, no expresaba la menor emoción; pero yo, desde el lateral donde me encontraba, veía claramente como se movían las manos de los árabes dentro de su holgado vestido; jugando, ansiosas, con lo más sagrado de su cuerpo, ahora que por fin la habían despojado de sus bragas blancas.Estaba tan asombrada por lo que veía que casi no notaba las manos que me manoseaban a mí, hasta que un audaz se atrevió a acariciarme los senos por debajo del top; y los demás, al ver que yo no decía nada, se apresuraron a imitarlo, adueñándose asi de ellos. Me embargaban mil emociones distintas, pero la que mas me dominaba era la curiosa sensación de estar haciendo algo deliciosamente prohibido, compartiendo con mi madre, sin que esta lo supiera, al parecer, el audaz acoso de los árabes; ...
    ... cuyas manos me hicieron estremecer de placer al alcanzar el primero, de los muchos orgasmos que tuve ese día, en cuanto se introdujeron bajo mis braguitas y encontraron mi inmaculado tesoro virginal.Los ardientes moros solo se apartaban de nosotras dos cuando mi padre salía de alguna tienda, después, en cuanto se metía en otra, volvían a asediarnos con sus rudos manoseos y sus caricias enervantes. Solo cruce mi turbia mirada con la de mi madre en una ocasión; y ambas, ruborizadas, la apartamos enseguida, para seguir haciéndonos la idea de que estabamos solas en ese mar de gente, que nos rodeaba, usaba y absorbía por completo.Al cabo de cierto tiempo tuve que empezar a apoyarme en los fogosos jóvenes musulmanes que me rodeaban. Pues uno de ellos me había quitado audazmente las braguitas rosas de un seco tirón, para que todos pudieran acceder a mis virginales y estrechas grutas con una mayor comodidad. Y así, desprovista de defensas, sus hábiles dedos me hacían alcanzar los orgasmos una y otra vez, introduciéndose por mis dos estrechas aberturas con una facilidad pasmosa.Pronto descubrieron que mientras me apoyaba en ellos, debido a la súbita flojera de mis piernas, podían dejar mis apetecibles senos al descubierto con una cierta discreción, y así poder chuparme los duros pezones con mayor comodidad; y en solo unos instantes comenzaron a desfilar un montón de caras diferentes debajo de mis acogedores pechos. Llego un momento en que creí que le estaba dando de mamar a todo el ...
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