1. Relato de un profesor erotizado


    Fecha: 29/07/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Profesor, Fuente: CuentoRelatos

    ... ¡whaaaat! se llevó su mano con el fin de taparse su boca abierta del asombro que mi comentario implicaba. Se quedó mirándome por unos segundos, e incrédula a lo que acaba de escuchar me replicó que nunca un docente le había hecho semejante confesión. Pero lo más asombroso de todo fue que ella también tenía una muy buena opinión mía y que le gustaba mi forma de enseñar. Estas palabras causaron en mi cierta confianza de que las cosas podrían fluir de mejor manera, lo cual me empujo a decirle:
    
    – Quiero decirle que me atrae mucho, me encanta como se ve, como viste, usted irradia mucha sensualidad. Me gustan sus piernas, su frondoso cabello, sus pechos… ese short que viste hoy me trae loco desde la primera vez que te lo vi puesto y viniste a clase. Yo me pregunto si le gustaría que pasara algo entre los dos… me gustaría juntar mis labios con los suyos.
    
    A pesar de su asombro, percibí que su mirada se tornó algo picarona y en tono algo burlesco me dijo:
    
    – ¿Quieres ser otro desempleado más en este país?
    
    – No, ¿cómo así? respondí.
    
    – Entonces, ya sabes. Los profesores no deben besarse con sus estudiantes.
    
    Algo molesta, mi estudiante se disponía a salir del salón donde nos encontrábamos. De repente un ataque de rabia me invadió, el cual hizo que me levantara, me le adelantara y le cerrara la puerta con seguro. Su sorpresa fue tal que no se inmutó ante tan descarada acción mía. Bastante alterado le dije que del salón no iba a salir hasta que me complaciera. Ella, en ...
    ... su inmovilidad, se limitó solamente a escucharme y a mirarme asombrada y fijamente. Le confesé que desde que inició el semestre me encantaba y quería que algo pasara entre los dos.
    
    Empecé a deslizar mis dedos entre su oscura, hermosa y larga cabellera, como un esquiador que disfruta del descenso de una montaña. Ella trató de retirarse preguntándome que qué me pasaba, que eso no era ético ni estaba bien.
    
    – Mire niñita estupidita, le ordeno que se calle o la jodo, respondí.
    
    Ni yo mismo entendía esa reacción violenta que tuve con mi estudiante, pero luego comprendí que mi deseo sexual por ella era tan grande que estaba dispuesto a arriesgar muchas cosas de mi vida por un momento de placer con la hermosura que tenía en frente. Luego de su cabello, continué por su cintura hasta que me topé con ese short, aquel que tan caliente me pone cada vez que lo viste en el salón.
    
    Ella no podía creer lo que estaba pasando, pero muy en el fondo de su ser, sus ganas de ser complacida eran evidentes. Esto debido a que después de acariciarle su cabello y su short, parecía relajarla un poco más. Revisé que la puerta de nuestro salón estuviese con seguro con el fin de evitar desagradables visitantes que arruinaran nuestro encuentro. Afortunadamente, era la última clase del día y nadie entraría allí, salvo la aseadora, que lo haría alrededor de las 8:00 p.m.
    
    Mis dedos encontraron el límite de su short y se toparon con la piel de sus piernas, aquellas que tantas veces mojaron mi ropa ...
«1234...»