1. Debutando prematuramente


    Fecha: 02/09/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Cuando yo tenía 18 inocentes años recién cumplidos y nunca había tocado una chica aún, en casa había una muchacha para los quehaceres domésticos, Graciela, que también tenía 18 años y estaba muy buena, muy bien proporcionada y bastante tetona. Usaba un uniforme abotonado, demasiado pequeño para su talla, que comenzaba con un generoso escote por el cuál se veía una buena parte de sus pechos, mínimamente sujetos por un corpiño que apenas le cubría el pezón, y que terminaba a media pierna. Ella era motivo de mis pajas diarias, cada vez que notaba que le miraba por el escote se lo arreglaba, como si le molestara, haciéndome pasar vergüenza de haber sido descubierto y con las piernas otro tanto, tratando de tironearse para abajo una tela que no cubría más. Me entretenía mirándole las fantásticas piernas y cuando se inclinaba hacia delante llegaba a verle las bragas que solían meterse dentro de la raya del culo. Su blanca piel libre de imperfecciones y sus extraordinarias formas me tenían loco, pero tenía miedo y vergüenza.
    
    Un día caluroso en que estaba solo con un short de fútbol y sólo nosotros dos en la casa, decidí hacerle una broma y mientras ella estaba en la sala limpiando, cerré con llave el acceso a la cocina y la guardé en el bolsillo de mi short. Cuando ella tuvo que ir a esa parte de la casa inmediatamente me buscó y pidió la llave invocando que debía comenzar a preparar la comida ya que mis padres volverían en una hora. Me negué, se me acercó y pidiéndomela me ...
    ... comenzó a hacer cosquillas en la cintura. Soy tremendamente cosquilloso. Pareció un juego, pero yo trataba de zafar y ella de continuar con las cosquillas, yo me revolcaba por el piso entre risas y tratando de que no siga, ella estaba arrodillada junto a mí y de pronto noté que se me había parado la pija y se escapaba por debajo del short. No sé si ella lo notó, pero también noté que sus manos ocasionalmente me rozaban la verga. Descubrí que en esta situación le podía ver generosamente las piernas hasta la bombacha y por el escote los pechos apenas cubiertos por el mini-brassier. Haciéndome el distraído dirigí mis manotadas como para eludir las cosquillas, a sus piernas y tetas.
    
    Ese, mi primer contacto con esa suave y blanca piel me subió la excitación. Los forcejeos siguieron, mis tocamientos fueron atreviéndose cada vez más y más, al igual que los de ella, sus mejillas comenzaron a tomar color, mi corazón apuraba su ritmo. Mis manos fueron cada vez menos disimuladas y me fui atreviendo a posarlas sobre sus partes íntimas, apretando suavemente los pechos, pero por encima de las prendas, hasta que ella corrió la tela de mi short, me agarró la pija y la comenzó a sobar. Yo estaba tan caliente que hice lo mismo con sus tetas. Las descubrí abriendo los botones del uniforme hasta quitárselo completamente mientras ella me sacaba el short, le bajé los breteles del brassier liberando las tetas a un gracioso movimiento.
    
    Nunca había visto los pezones de ninguna chica desarrollada, su ...
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