1. Piel de melocotón


    Fecha: 29/07/2017, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Yo estaba curioseando entre las novedades editoriales cuando me percate de su presencia. Ella estaba junto a otras dos chicas, una de ellas no paraba de hablar atropelladamente, yendo de un lado para otro buscando algún libro. La otra chica la seguía detrás, hablado igual de atropelladamente. Recuerdo que estaban hablando sobre el “Código Da Vinci”, sin comentarios. Pero ella no participaba de esa conversación, ella estaba en otro mundo, más pendiente de los mensajes que le llegaban a su móvil.
    
    Las otras chicas eran bastantes monas, no aparentaban más de diecisiete años, pero ella, ella era distinta, maravillosa. No podía dejar de mirarla, era un encanto. Era igual de alta que las demás, pero su aspecto físico demostraba unos esplendidos doce o trece años; era rubia, una larga melena lisa y dorada le llegaba casi a la altura del trasero; llevaba un mono vaquero que dejaba al aire los hombros, los brazos y unas largas y bronceadas piernas. Llevaba debajo del mono una camiseta de tirantes de un fuerte color rojo, ceñida, la cual resaltaba unos redondos y preadolescentes pechos. No pude evitar dibujar en mí la dulce forma de sus pezones. Seguro que era rosados, los cuales al más mínimo roce se tornarían duros y enhiestos. Empecé a salivar al verme a mi mismo pasando la lengua por ellos, despacio, muy despacio.
    
    Ella era ajena a todo lo que las otras decían, se veía que no era una chica interesada en los libros, seguro que sus intereses irían desde los chicos, la ropa o ...
    ... el reguetón ese. ¿Se habría explorado ya sexualmente? Seguro que si, yo temblaba solo de pensarlo. Esos deditos pequeños, delgados y nacarados, paseándose por las zonas más bajas de su cintura, notando como su piel se eriza, su corazón se acelera y su respiración se entrecorta en débiles sollozos, silenciados para que no los oiga mamá, cochinilla.
    
    Para mi era cada vez más imposible apartar la mirada hacia ella e intentar disimular, pues la tienda estaba llena de gente. Cada vez que la miraba, parecía que todo el mundo se desvanecía, el tiempo se ralentizaba y estábamos solos ella y yo. Otra cosa que intente evitar era tener una erección, lo cual era imposible pues mi mente se vio desbordada por una serie de situaciones eróticas con ella.
    
    Las cotorras que le acompañaban se acercaron hacia donde yo estaba. Empecé a notar como mi corazón se aceleraba a ritmos de un infarto. Yo intente mostrar serenidad y seguí observando las enormes estanterías llenas de libros, de los cuales ni siquiera era capaz de distinguir los títulos.
    
    Las dos chicas fueron a unas estanterías que estaban cerca de mí. Pude ver por el rabillo del ojo como mi pequeña nínfula se acercaba a mí, lentamente, sin levantar la cabeza del móvil. Mientras ellas hablaban de un libro, le dieron la espalda y ella, se coloco justo en el pasillo, a mi lado.
    
    Noté como los latidos de mi corazón ya no provenía de mi pecho, si no que se habían bajado abruptamente hacía la zona de mi pantalón. Cogí un libro de la ...
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