1. Me cogí a la esposa de mi hijo


    Fecha: 27/07/2022, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: toño, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Hola a todos, Estuardo de 48 años, tengo dos hijos, uno de ellos vive conmigo, que llamaré Raúl de 25 años, él se unió a una linda muchacha que llamaré Dayana de 20 años.  La chica viene de una familia con padrastro, quien trataba mal a Dayana.  Ella es una bella chica de tez muy blanca, de pequeña talla (1.54 mt), con pequeños senos, cabellera castaña clara, un lindo trasero paradito.  Quiero comentar que ella llegó con muchos complejos y prejuicios, y que por la ausencia de mi hijo casi siempre de la casa (algunas veces por trabajo, y muchas veces porque le gusta las fiestas y juntarse con los amigos), yo los conocí.  Me tocó ser casi el psicologo de Dayana.  Y aqui empieza todo, ella me confesó todos sus "demonios", y yo empecé a ayudarla, tenía incluso al inicio baja autoestima.  A mi me han fascinado las mujeres con tez muy blanca, y Dayana era un modelo de esto, sus ojos cafés claros, sus pies blancos con tobillos rosaditos, su vulvita rosada, hasta el asterisco de su culito era rosadito.  Y me fui obsesionando con ella hasta enamorarme, y ella por su lado, se sintió atraida y segura conmigo, en varias ocasiones estuvimos a punto de besarnos, pero no lo hicimos, aguatamos hasta el final, ella me decía que no era correcto, pero cuando supo de una infidelidad (de las muchas) de mi hijo, ella abrió una ventana para mi.
    
    Una noche ella estaba sola en su habitación (mi hijo como siempre había salido con amigos), entré sin avisar, y ella estaba en playera pero solo con ...
    ... braguitas abajo, le vi todas sus piernas blancas completas y sus bellos pies (que es mi otro fetiche, pero solo para pies blancos), me quedé pasmado, ella me vio emitió un grito, pero conforme pasaban los segundos ella no hizo nada por taparse con la almohada o los cojines de la cama, yo me fui aproximando y me subí a la cama, ella esperó, la temperatura subía en ambos, le acaricie las piernas tocándola desde los pies, acaricie sus pantorrillas y luego sus muslos, ella me miraba.  Le dije que era una mujer demasiado hermosa, mi mano acarició sus caderas, sentí el tirante de su diminuta braguita, yo podía oír su respiración agitada, -no don Estuardo!- alcanzó a decir antes que mi boca buscara su boca, nos besamos suavemente pero con deseo, soltaba su boca y volvíamos a unirlas ardientemente, nuestras lenguas se entrelazaban en nuestras bocas por turnos, no había sentido eso desde que enviudé, nuestras bocas y labios chocaban emitiendo ruidos característicos.  Yo la abracé y ella lo hizo también para alargar esos besos tan ardientes.
    
    La recosté sobre la cama y besé su cuello y sus hombros, besé sus senos pero sobre la blusa (no tenía bra en ese momento), seguí bajando y encontré que su blusa se acaba en su ombligo, lamí su ombligo por dentro y por fuera, seguí a su vientre e hice los mismo usando labios y lengua, ella empezaba a emitir pequeños gemidos, seguí bajando y besé su rajita pero sobre la tela de su braguita, ella emitió un gemido mayor, ahora le abrí las piernas y besé ...
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