1. Mi sumisa


    Fecha: 03/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Wil Wil, Fuente: CuentoRelatos

    Volver a la universidad fue una buena experiencia. Las conversaciones después de clase, las charlas existencialistas, cervezas cualquier día de la semana, alguna que otra experiencia sexual muy oportuna en medio del estrés y las noches con Daniela (no usaré su nombre verdadero para el relato). Era una chica de tez clara, cabello castaño, con un precioso culo redondo. A sus 18 años sonreía con la ternura de su edad y la pasión desenfrenada de una puta que descubre su vocación.
    
    Aquellas noches Cartagena parecían una fiesta, como siempre. Era una ciudad bohemia y nuestras conversaciones sobre pedagogía pasaban a ser algo casual porque ambos estudiábamos para ser profes. En medio de las charlas lanzábamos una que otra indirecta que calentaba un poco el ambiente. Recibir su sonrisa perversa era tan emocionante que mi mente volaba pensando un montón de posibilidades para coger con ella.
    
    Una tarde me acercaba a la universidad, le propuse a Dani ver el atardecer y compartir un poco observando la bahía, tomar unas cervezas o fumar unos cigarros y desestresarnos un poco a nuestra manera. Así fue como empezamos a charlar de la vida, los amores, de todo. En medio de la conversación rosa mi piel y con su mirada clavada en mis ojos me da un beso excitante. Con mi mano izquierda acariciaba su cuello y con la otra rosaba su pierna, subía para apretar su cintura y sentía como suspiraba pidiendo avanzar.
    
    Mi respiración también aceleraba. Ya era momento de abandonar un rato el paisaje ...
    ... de la ciudad y escondernos en las paredes de un hostal. Apenas llegamos besaba sus labios con mucho deseo. Mis ganas eran tantas que mi verga se puso erecta al instante. Con mis brazos apretaba su espalda. Se subía encima de mí y movía su culo tan rico que mi deseo era más fuerte. Nos queríamos devorar sin habernos quitado la ropa.
    
    Podía ser un polvo casual, pero no solo quería follar con Daniela. Quería que fuera mi perra, que me deseara, sentir su chocho mojado y su cuerpo estremecerse. Así que le hice una propuesta que sabía que no rechazaría. Usaríamos las esposas que traía en mi bolso. Dani accedió sin oponerse, con curiosidad y con emoción. No dudé entonces en quitar su blusa, desabrochar su brassier, bajar su jean y su panty y atar sus muñecas para dejar sus brazos inmóviles. Dani era mía, totalmente mía.
    
    Teniéndola desnuda y con brazos atados, besaba su boca para generar una rica tensión mientras bajaba a su cuello y seguía lamiendo hasta llegar a sus senos. Que exquisitez chupar sus tetas redondas, mientras apretaba sus muslos con una mano que después subía para acariciar su clítoris y sentir como mi perra se iba mojando más y más. Le decía que era mía y respondía que no. Amaba esa actitud desafiante que me motivaba a jugar más con su coño.
    
    Su humedad era tan rica, que mis ganas de probarla con mi boca no se hicieron esperar. Dani me decía con voz suave que se la metiera y aunque lo haría sin duda, quería saborear su cuerpo, sentirla mojada. Así que bajé mi ...
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