1. Llamando al futuro por el nombre equivocado.


    Fecha: 29/04/2024, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Ni siquiera el exagerado volumen al que la solitaria consola tocaba ese viejo corrido lograba opacar el incesante sonar de mi teléfono. Era la sexta vez que escuchaba ese insoportable sonido y ya me tenía hasta la… ¡Cuatro mil pesos! Cuatro mil malditos pesos era lo que había pagado por ese aparato infernal que no dejaba de taladrar mi cansado cerebro con su agudo timbrar. De haberlo sabido, de haber sabido que por medio de él el cobarde de Mario… ¡Cuántos caballitos habría podido comprarme con ese dinero! ¡Cuántas borracheras habría podido financiar de haberme negado a caer en las seductoras garras de la tecnología! Pero ya ni hacer las cuentas en mi fastidiada mente tenía sentido, ya nada lo tenía. Me terminé de un trago mi bebida y cogí el vibrante celular. Con el fastidio que me provocó leer el número de mi amiga Carmen en la pantalla reflejado en mi rostro, caminé hacia los sanitarios para alejarme del estruendo de la música, y finalmente contesté.
    
    ¿Qué quieres?
    
    ¡¿Qué quiero?! ¡¿Estás pendeja o qué?! Se supone que nos veríamos en el restaurante de Mariana, ¿lo recuerdas? Ella y yo tenemos esperándote una hora, ¡una puta hora! ¡¿Dónde diablos estás?! ¡¿Por qué chingados no contestabas?!
    
    Perdón, lo olvidé.
    
    ¡¿Perdón?! ¿Es todo lo que vas a decir? ¡Ya ni la amuelas, Yolanda! Con ésta van ya tres veces que nos dejas plantadas en lo que va del mes. Respóndeme una cosa: ¿ya te cansaste de nosotras? Dime la verdad, porque de ser así, sólo tienes que pedirlo y ten por ...
    ... seguro que no volveremos a molestarte. Nada más acuérdate de algo: somos tus amigas y lo único que queremos es ayudarte, distraerte para que te olvides de ese… Lo sabes, ¿cierto?
    
    Claro que lo sé, Carmen. Y no, no me he cansado de ustedes. Pero déjame decirte algo: si siguen en ese plan de querer ayudarme, te prometo que entonces sí me van a enfadar y las voy a mandar muy lejos. Ya les he dicho un millón de veces que estoy bien, que todo lo que pasó con Mario quedó en el pasado.
    
    ¿De verdad? Entonces, ¿por qué no fuiste a la fiesta de Paulina? ¿Por qué nos quedaste mal el viernes pasado con lo de Juan? ¿Por qué no me dices donde estás para que vaya a recogerte y cenemos las tres juntas? ¿Eh? ¿Por qué?
    
    Pues… porque estoy muy cansada y lo único que quiero en este momento es dormir. De hecho, fue tu llamada la que me despertó. Soy yo la que debería estar enojada, ¿no crees? Escucha, discúlpame por haberles fallado. Sabes que me gusta salir con ustedes y pasárnosla bomba, pero te juro que he tenido mucho trabajo y me ha resultado imposible despegarme de mi escritorio antes de las nueve o diez de la noche. Créeme que aprecio mucho que quieran distraerme para que me olvide de todo, pero te prometo que no es necesario, que estoy bien. ¡De verás estoy bien!
    
    Pues… no me dejas muy convencida, pero voy a creerte. Te dejo para que regreses a la cama. Nada más otra cosa: el sábado hay reunión en casa de Ale y ahora sí no te nos escapas.
    
    Está bien.
    
    Y no se te olvide que si ...
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